lunes, 23 de enero de 2017

Primera Promoción De Abogados (UNERG)

Por: Daniel R Scott R

A la Sección 13 y a todos los graduandos del Área, hoy Abogados.


Me levanté muy temprano, antes de despuntar el alba, con las estrellas aún brillando en el cielo silencioso. Es el 14 de diciembre del año en curso. En verdad me costó un poco dormir, pendiente de los acontecimientos pronto a sucederse ese día. ¿Que tal avanzaran las próximas horas, que sorpresa nos traerán? "Un acto de grado no es cosa de todos los días" pensaba en la soledad de mi habitación. "Y mucho menos si se trata de una primera promoción." Sin lugar a dudas se trata de una fecha memorable, de esas que se graban mejor en el corazón que en la tinta y el papel.
El amanecer me sorprendió leyendo ( para distraer la mente de las emociones que ya se agolpaban en el pecho ) "Los Pasos Perdidos" del escritor cubano Alejo Carpentier. Cierro el libro y sonrió a solas. ¿No debería mas bien estar leyendo algún tratado de Derecho? Es el deber ser, pero ¿qué le vamos a hacer? Soy adicto y aficionado a la literatura y a la novela. No puedo negar mi esencia. Poco después el espejo de la habitación me devolvía la imagen de un hombre vestido de traje azul con corbata de franjas azules, rosadas y blancas. "Esas corbatas están de moda" me asegura mi hermana María Eugenia. ¡Vaya la alquimia que operó en mí esta indumentaria! Y en mi dedo el oro tallado de figura alegórica. De aquí a poco estaré en el Domo Olímpico, juntos con muchos otros de mi igual condición. Sucede, ya sin más preámbulo, que hoy se gradúa, en acto solemne e histórico la Primera Promoción de abogados 2005-2010 "Dr. Luis Enrique Gallardo" Y allí he de estar yo.
Y aquí estoy al lado de muchos más, en el riguroso negro de la toga y el birrete, en la impaciente espera del titulo tan soñado y tan luchado. Ya hicieron acto de presencia las autoridades universitarias y el claustro de profesores. Luego del protocolo y la formalidad van pasando uno a uno todos los graduandos, dichosos, con el corazón henchido de logros y porvenir. ¿No son todos los que pasan adelante en busca de sus laureles los "PASOS QUE SUEÑAN CON CAMINOS" de los que habló José Carrero Mejías hace ya más de treinta años? Mi querido profesor de Latín supo esculpir en verso crítico los sentimientos de esta nueva generación de graduandos. Y ciertamente para la mayoría que marcha orgullosa, la obtención de este titulo que los acredita como abogados de la República no es el final del camino, sino el primero de muchos pasos, el primer tramo de un largo camino que no solo le llevará a la vital autorrealización individual, sino también al engrandecimiento de esa nuestra patria que tanto se lo merece. Ya muchos hablan de post grado y especializaciones, y otro más allá asegura que ofrendará su carrera a las personas con discapacidad y me anima públicamente a que yo haga lo mismo. Uno se pregunta: ¿Estaremos a la altura de las posibilidades y responsabilidades que se nos confió? ¿Sabremos honrar con nuestro noble accionar a aquellos que invirtieron sus energías físicas, mentales e intelectuales para que fuésemos lo que hoy somos? Pido a Dios que así sea, y que al final del camino podamos decir: "no corrimos en vano." Eso le pido a ese Dios cuyo trono es "el derecho y la justicia." ( La Biblia )
Finalmente el maestro de ceremonia pronuncia mi nombre. La solemnidad del momento me tiene algo aturdido y con resaca. Estoy ebrio con el vino del momento. El maestro de ceremonia vuelve a hablar y dice algo como: "Con la venia de las autoridades universitarias le impondrá la medalla el profesor Andrés Scott." Se trata de mi sobrino o hermano, es lo mismo. Forma parte del cuerpo de profesores de la Universidad. El me animó y casi obligó a iniciar esta carrera y gracias a su empeño hoy cosecho la simiente madura y dorada. Su natural entusiasmo encendió el mio. Me coloca la medalla y me abraza. Pienso decirle, "tu pusiste la primera piedra de este logro", pero no digo nada. Él en cambio me dice: "Mi abuelo te manda a decir que se siente orgulloso de ti." Y muy cierto es que pensé con tristeza cuan bueno hubiera sido que papá presenciara este momento. Pero mamá, en alguna parte de este recinto, pese a su edad y debilidad, me ve y se siente feliz. Meses atrás comentó, en una comprensible exageración maternal: "Solo pido vida para verte graduado." Y esta aquí, pese a lo forzado que es para ella.

Yo enarbolo con vigor el título para que ella lo vea.

15 de Diciembre de 2010





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