Me leo la edición condensada del libro, "Un
hombre triste, muy triste" de Loren Seibold. Es, a decir del Readers Digest,
"una parábola de nuestro tiempo". Trata de un hombre que soñó y
planificó su vida de una manera pero al final de su jornada biológica todo le
resultó contrario a lo que aspiraba.
Esa es precisamente la historia de muchos. La
historia tuya y mía. Concebimos la "vida ideal" y más adelante nos
tropezamos con la "vida real". Algunos aceptan los resultados, otros
se amargan y rebelan. De Jacob, el bíblico personaje, se dice que era un
"hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento", pero al
final de su existencia, ya viejo, expresó: "Ya tengo ciento treinta años
de andar peregrinando de un lado a otro". Como se puede observar, dos
cuadros opuestos entre sí, separados por una larga linea vital: el cuadro de lo
ideal y de lo real. Jacob prefirió lo primero, pero ocurrió lo segundo. Solo
contó con la promesa de Dios de su compañía. ¿Y que más se puede pedir?
La moraleja o sentido práctico del libro de Seibold
refleja una actitud sabia y realista: "Por fin decidió soñar un sueño
nuevo, un sueño que deseaba haber tenido años atrás. Decidió soñar que lo que
más anhelaba era precisamente lo que ya tenía".
Lo importante es saber que en ese largo peregrinar
que es la vida, nuestro punto de partida, nuestro camino y nuestra llegada es
Dios. Pase lo que pase y como pase.
(Prédica del domingo 9 de octubre de 2016)
Por: Daniel R Scott.
Por: Daniel R Scott.
Pastor de la Iglesia Evangélica Libre "TEMPLO DE JESUCRISTO".
Av. Mariño cruce con Sendréa - San Juan de los Morros Edo. Guárico
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