Por Daniel R. Scott A mi sobrina María Eugenia
Canícula de Febrero-Marzo: El verde y polvoriento
árbol de almendrón se tiñe graciosamente de escarlata, un vinotinto que sorben
mirada y corazón.
Canícula de Febrero-Marzo: Al tórrido sol del mediodía
tropical, los cerros sin nombre, tostados por el sol del mediodía tropical,
parecen salidos de un horno de atmósferas invisibles.
Canícula de Febrero-Marzo: De noche, a lo lejos,
los incendios en las cumbres del Pariapán aseméjanse a tenues tizones de un
fogón navideño casi apagado...
La paja seca y vulnerable crepita con llanto y
dolor en candela implacable.
Cicatrices dolorosamente negras que pronto el
bálsamo de las lluvias sanaran. Ciclos de vida y muerte, de muerte y vida.
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Maria Eugenia Scott |
Buenas fotos. Casi se siente el oloe de los incendios
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