jueves, 22 de junio de 2017

Ojos vacíos de gracia

Por Daniel R Scott

Debería ser al contrario, pero en mi experiencia personal he visto que quienes más gracia reciben de Dios, son los que menos gracia le dispensan a sus semejantes. No se sostiene al débil, no se levanta al que cae. Nos olvidamos de que perdonamos lo imperdonable porque Dios perdona en nosotros lo imperdonable.

Y en su hora todos hemos sido débiles, todos hemos caído, todos hemos necesitado y clamado por perdón. Nuestra jactancia está demás.

Porque todos, en un momento dado, han sido dueños de su fango muy personal y privado.

El legalismo, la perfección, y un falso espíritu de superioridad suelen ser en las manos de quienes las poseen, instrumentos de destrucción y no de edificación...


Pobres almas desnudas…

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