lunes, 12 de junio de 2017

A Antonio Ceballos. (fiel hasta la muerte)

Por Daniel R Scott.

Antigua Sede de la Biblioteca Pública Rómulo Gallegos
¿Qué puedo decir mi amigo y hermano? No quise que un sepelio y unas flores fuesen el último recuerdo que tuviese de ti. Porque tú eras la afirmación de la vida y uno se niega a creer y aceptar que tu espíritu de lucha tenaz de tantos años deba cesar. Porque, a medida que pasa el tiempo, lejos de hacernos fuertes, nos tornamos más sensibles ante el valle de sombra de muerte.

Sí: no lamento el no haber ido a tu sepelio porque eres vida.

Todavía no me siento facultado para el buen y correcto uso de esa palabra que exprese los elogios que, tratándose de ti, no serían suficientes. ¿Qué me traes a la mente? Tu calidad humana, tu proyección social, la fidelidad en los principios.

Defensor incomprendido de las ideas, luchador a ultranza de todo aquello en que creías, sin detenerte a pensar en las consecuencias.

Recuerdo como muchos años atrás, todos los domingos, nos dábamos cita en la plaza Bolívar, en camaradería, para compartir nuestras inquietudes intelectuales de adultos.
Éramos incomprendidos en medio de las multitudes anónimas que nada sabían de los sueños y del soñar.


Un verdadero Quijote, dijera Orlando.

Como dice "El libro de las Revelaciones o Apocalipsis" de San Juan, amigo Antonio, ¡¡Fuiste fiel hasta la muerte!!

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