Por
Daniel R Scott.
Antigua Sede de la Biblioteca Pública Rómulo Gallegos |
Sí: no lamento el no haber ido a tu sepelio porque
eres vida.
Todavía no me siento facultado para el buen y
correcto uso de esa palabra que exprese los elogios que, tratándose de ti, no
serían suficientes. ¿Qué me traes a la mente? Tu calidad humana, tu proyección
social, la fidelidad en los principios.
Defensor incomprendido de las ideas, luchador a
ultranza de todo aquello en que creías, sin detenerte a pensar en las
consecuencias.
Recuerdo como muchos años atrás, todos los
domingos, nos dábamos cita en la plaza Bolívar, en camaradería, para compartir
nuestras inquietudes intelectuales de adultos.
Éramos incomprendidos en medio de las multitudes
anónimas que nada sabían de los sueños y del soñar.
Un verdadero Quijote, dijera Orlando.
Como dice "El libro de las Revelaciones o Apocalipsis"
de San Juan, amigo Antonio, ¡¡Fuiste fiel hasta la muerte!!
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